<< Yo sigo muy tranquilo con todo lo que estoy viviendo. El hecho de que nuestro bebé sea niña y no niño en nada ha modificado la historia de mis emociones. Estoy feliz con mi mujer, mi chica, mi espovia. Es esa clase de mujer que en Rayuela se recrean como mujeres fatales, impulsivas, inestables, nada más cercano a Berenice, por ejemplo (supongo que recuerdan cuando les hablaba de ella, sino no importa, créanme), sin embargo hay una lectura de Rayuela que a muchos fans se les escapa: lo que ocurre en la historia del libro, sus personajes, su ambientación parisina, es totalmente superficial, eso no importa tanto, lo mismo pudo suceder en un pueblo latinoamericano como Chiclayo que en uno lujoso como Silao (se nota el sarcasmo, supongo), lo que sucede en la novela, como en la vida, se da un poco más acá, por dentro, cerquita de la médula ósea, del corazón, de las vísceras, del estómago, de la mente. Y mi mujer es eso. Es el escándalo para quien quiera llevar una vida culta, intelectual, desmadrosa, burguesa, etc., porque todo lo que es ella se da en otra instancia, tal cual el amor rayuelezco, el cual su personaje principal no quiere admitir y por eso, al ser tan testarudo, ingenuo y soberbio (por demasiado intelectualoso y racional), termina perdiendo a la Maga, esa reencarnación literaria del destino roto por la falsa búsqueda existencial, claro que si Horacio se hubiera quedado con la Maga tal vez no hubiera habido novela (ni Cortázar hubiera podido salvar ese problema), por eso existe esa correlatividad vida-novela sin llegar a ser la verdad plena alguna de las dos únicamente. Así que en Claudia encuentro finalmente a mi Maga, con un final distinto, tal vez porque ya no me interesa hacer vivir en mí aquello que tiene su propio lenguaje y medio, como la Literatura. >>
-AlbEs-
Hace 12 años.
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