El viernes fuimos a comer con mi mamá a la que hasta hace unos once meses era mi casa. Aproveché para recoger algunos libros de García Ponce, Hesse y Storni y viejas cintas de Belcanto, Vive la fete y los Smashing. Sofía estrenó su portabebés, recibió otros tres regalos: un par de vestidos para cuando tenga doce meses y una gorra naranja con dibujos de perros comiendo un hueso. Se distrajo mucho con el ventilador de techo que está en la sala mientras afuera el cielo se ponía negro como pocas veces, parecía que llovería, que se caería el cielo, que se abriría para dejar caer algo más que agua, pero estamos en el DF, lo que parece que ocurrirá resulta que se queda en un recuerdo que jamás sucede: bastaron unos cuantos minutos para que se fueran las nubes aunque sí llovió un poquito antes de regresar a casa pero no como lo iba anticipando el cielo.
El sábado fuimos a la cita con el ginecólogo de Claudia a medio día. Por la tarde fuimos al festejo del cumpleaños de mi papá, comimos como comedores-compulsivos (anónimos, S.A.) y en general nos la pasamos bien. Sofía ha estado de vaga, entre un día y otro estuvo 14 hrs. fuera y eso no es cualquier cosa para una bebé que está acostumbrada a salir hora y media al súper cada sábado o domingo y alguna vez un paseo de media hora entre semana. La ventaja de este par de días es que ha dormido mucho este domingo, nos ha dejado estar a Claudia y a mi de cursis en el típico nidito-de-amor de los recién casados, que aunque no estemos casados ya tenemos esos niditos bien disfrutables y llenos de cosquillas.
Ahora bien, por qué cuento todo esto es algo que no puedo explicar aunque tal vez sea necesario intentarlo. Leí en el baño un poema de Saúl Yurkievich seguido de otro de Eduardo Milán. Después puse el Melon Collie and the etc. de los Smashing Pumpkins que me traje de mi ex casa el viernes, ya ha pasado tonight-tonight, jellybelly, zero, here is no why, bullet with butterfly wings y ahorita está ese viejo himno adolescente llamado to forgive. También ya ha pasado que Claudia me ha preguntado la razón de haber puesto esa cinta, “que a quién me recuerda”, dice. Entonces yo me río y digo que a nadie, y aunque suene extraño así es. Podría, a través de asociaciones, provocar recuerdos llamados Pamela, Revilla, Salvador, Colegio Británico, Aizha, Anaid, Santa Fé, Las Águilas, Montserrat, Valle de Bravo, Los Simpson y un poquito de Guanajuato, pero cada uno de esos recuerdos son de algún modo forzados, no son naturales, claro que en su momento fueron recuerdos mucho más frescos (creo que el álbum es del ’95, hace prácticamente diez años, es de esos discos que parece siempre han estado con uno como soundtrack recurrente) pero desde hace un tiempo algo pasó con esos recuerdos que se desprendían de los dolores adolescentes (que incluso a los 21 años eran bastante asiduos), creo que empecé a disfrutar el presente y lo que tenía en vez de sentirme mal por el pasado y lo que “no tuve”, en fin, todas estas ideas se matan con buen en fin que termine la oración.
Básicamente el por qué de todo esto no es más que para estrenar la computadora que ya tenemos en casa. Hoy es domingo por la noche y por fin puedo sentarme a escribir directamente en la computadora, tal vez hacerme un café, fumar un cigarro imaginario, forzar recuerdos, decir que leí dos buenos poemas sin comentar algo más al respecto.
Aunque es una computadora viejita de algo nos servirá. Claudia ya puso el radio (ordinary world, Duran Duran) y entonces el post tiene que acabar.
-AlbEs-
Hace 12 años.
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