SARA SOFIA: éste es un pequeño extracto de una carta que le envié a tu mamá en febrero del 2006, carta necesaria debido a muchas pláticas sostenidas por esa época, repletas de deseo por reencontrar ese camino que a veces perdemos, que nos hace querernos y querer a la vida, querer más vida, querer ésta realidad hermosa y volátil. Por esos días tú andabas adorable, diciendo palabras nuevas y totalmente condicionada como el perro de Pavlov (todos somos ese perro, qué caray) ya que cada que nos escuchabas decir la palabra "bueno?" tú ponías tu mano en tu oreja simulando agarrar el auricular del teléfono. Lo dijo muy bien tu tía Adriana: "así se aprende" (a través del condicionamiento). Y tú te veías hermosa imitando muchas cosas que veías de nosotros, frases, movimientos, gestos, eras hiper gestual y seguramente lo sigues siendo. Siempre nos has incitado a la madurez, al deseo por la buena vida, que no es otra cosa que la inconformidad bien potenciada, el conocimiento, la Verdad de la madurez bien entendida. Por esos días tú y yo empezamos a jugar mucho más, te subía a mi espalda y te daba vueltas hacia todas las direcciones posibles, solía sacarte fácilmente una carcajada, tenías ya tus cosas consentidas, entre ellas una marioneta de Burro (personaje de Winnie Pooh), tu cubo para meter figuras de Fisher Price, mi cepillo de dientes mojado, tu Patitas (gusano morado que dice el abecedario). El 20 de Febrero probaste por primera vez un bolillo, te pasaste un buen rato chupándolo (no lo mordías), inclusive nos ofrecías, nos extendías la mano en señal de "tomen, les comparto". Por eso nos sabemos familia, nadie aquí es egoísta. Bueno, aquí la carta:
No sé bien por qué ocurre, es una fórmula que vuelve a darse, una ecuación terrible, con sabor a frutas y especias.
Recuerdo la primera vez que me enamoré de usted, tenía 8 años y veía los aviones del cielo tratando de diferenciar los DC-10 de los Concord, era una persona ya, repleta de inquietud, no estaba conforme, debía haber algo más, en alguna parte, probablemente en el futuro.
Y entonces me distraje, no me concentré, me dispersé, I felt love.
So much.
That kinda’ lovin’...
Hoy estoy como en esas tantas ocasiones en que soñaba con usted, despierto y temblando. Y es que me pasa que estoy distraído, no tanto desvelado sino distraído, pensando en usted, soñándola y recreando cada pliegue de su emoción, de su piel, de su boca.
Me vuelvo a identificar en esa mirada suya que en nadie más vi mientras me veían a los ojos.
Me vuelvo a encontrar, como a la mitad de cada ciclo, porque con usted entendí al ciclo, esa cosa extraña y emergente, entiendo lo que es la vida a su lado, a lado del ciclo, a lado de usted, usted y yo somos etapas, momentos precisos y llenos de significado.
Otra vez estoy distrido, otra vez estoy pensando en usted, y en cómo se me acurruca de noche, y en cómo se acerca a mi a media noche, y en cómo me espera a media tarde, y en cómo es mi medio, mi mitad, mi otredad aparente.
Y todo lo que falta caray, pienso en ello y me quedo helado. Un amor reencuentra su propia estrella.
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