Empezar con una reseña como ésta puede ser muy cansado ya que hay tanto qué decir, tantos caminos por dónde empezar, supongo que si me considero escritor no debiera tener problemas con ello, sólo que es muy distinto escribir ficción o poesía a relatar un hecho que, por lo perfecto que fue, no se necesita añadir floritura o infortunio alguno... y sí, con palabras así, tan rimbombantes (flamboyán, Mozambique, bombazo, rimbombancia, bibliomancia, ¿por qué a nadie se le ha ocurrido un trabalenguas con esos vocablos?) y lustrosas, tan de cronista citadino, ilustrado o nouveau, porque a final de cuentas de eso se trata en este momento, hacer una crónica, una reseña, un “resumen con estilo” (nada más aburrido que eso pero por mi hija estoy dispuesto a hacer cosas así (miren que no es cualquier cosa)).
Hacer una reseña así es difícil y más si se desvía el tema.
Claro, partir del principio, del principio... o al menos de aquello que uno cree es el principio: Tuvimos un embarazo muy tranquilo, tomando clases de profilaxis para poder tenerlo en agua, entendiendo lo que sucede a todos niveles al momento de las contracciones y del parto, así que, aunque primerizos, algo de teoría ya llevábamos y desde días antes estábamos listos.
Sofía nació en la madrugada (a las 00.50 hrs.) del 03 de mayo luego de que Claudia tuvo contracciones desde las 7 de la noche, muy frecuentes, como de 3.5 cada 10 minutos durante algunas horas (el estándar para saber cuándo son las contracciones definitivas es de 3 cada 10 minutos y que tengan una intensidad mayor a lo acostumbrado (la formulita es: DIF = Duración Intensidad Frecuencia)), así que les hablamos al ginecólogo y a la instructora para irnos preparando todos. A las 10.30 nos fuimos al hospital y ya para las 11.30 estábamos en la sala de LPR (Labor Parto Recuperación) concentrándonos en lo que teníamos que hacer para que todo saliera de maravilla.
Claudia tomó un baño (demasiado) caliente para irse relajando en lo que preparaban la tina, para éste momento ya tenía 7 cms. de dilatación (seis horas antes, en la consulta que tuvimos ese día, ya contaba con 3 cms. así que esas contracciones que le dieron en casa fueron las que ayudaron para “preparar el terreno”, claro que por eso, dichas contracciones son siempre las más dolorosas y las más desmotivantes pero lo bueno es que después de esas lo que sigue es mucho menos cansado y por lo mismo menos tensionante) pero en eso tuvo una ruptura de membrana (o sea: se le “rompió la fuente”) saliendo un líquido rosado, abundante y de buen olor y aspecto, señales que indicaban que todo iba normal, con esa ruptura seguramente ya tendría 8 cms. de dilatación, lo que aventajó bastante el proceso. Lo que seguía era que Claudia estuviera tranquila, relajada lo más que se pudiera, aunque ya estaba un poco tensa y cansada, pidiendo anestesia por creer que vendrían dolores más fuertes, cosa que no era cierta porque lo más intenso ya había pasado y lo aguantó bastante bien, así que el resto ya sólo era trabajo en equipo, concentración y tranquilidad.
Se bañó y nos pasamos a la tina. La dilatación seguía en su mejor punto, sólo había que hacer los ejercicios de pujo (tomar aire al momento de la contracción, sacarlo y volver a inhalar, mantener el aire dentro mientras se empuja con el estómago (no con la garganta), hacer la típica respiración que hemos visto en películas y series de TV, sólo que calmados y sin escandalizar que lo único que sucedería era que estaría naciendo nuestra bebé, nada más). Alrededor de 20-25 minutos estuvimos ahí hasta que por fin salió Sara Sofía, arrugada, roja y con mucho cabello (nació a las 41 semanas), lloró de inmediato, se notaba extrañada, nos la pasaron en cuanto salió, seguía llorando, apenas la tuvo Clau en brazos le hablé y volteó hacia donde yo estaba (detrás de Claudia, sosteniéndola de la cintura) calmándose bastante porque imagino ha de ser tan extraño salir al mundo y no reconocer sonido ni sensación alguna, por eso con los brazos de mamá y la voz de papá es menos impactante la transición de un lugar a otro, lástima por tantos casos en los que se llevan a los recién nacidos para hacerles las pruebas “de rigor” perdiéndose los padres la oportunidad de ver sus primeras reacciones y esa manera de acurrucarse tan especial que sólo los R.N. tienen.
Mientras Claudia la tenía en brazos, le íbamos echando agua a su espalda y cabeza al mismo tiempo que el neonatólogo la revisaba, salió con todos sus reflejos bien, el examen que se les hace a los R.N. se llama Apgar y en él sacó 9-9 (lo máximo es 10-10), yo le corté el cordón con una tijeras que imaginaba más anormales de lo que en realidad son, en fin, todo seguía tan normal como hasta ese día, no cabe duda que, como dicen, una mente tranquila trabaja mejor, está más alerta.
Ya después vino la revisión a Claudia, limpiar a Sofía, darle de comer, pasarnos a nuestra habitación a intentar dormir un poco. Sólo llevábamos hora y media en el hospital y ya había pasado todo, parecerá muy rápido pero, a menos de alguna complicación, los partos no tienen por qué ser una tortura, en nuestro caso, cada quien hicimos lo que nos correspondía sin mayor escándalo, concentrados, hasta disfrutándolo porque tanto Clau como yo estábamos muy contentos de entender que dependía de nosotros que el parto saliera lo mejor posible.
Después vino la madrugada. Platicamos hasta que nos amaneció. Sofía dormía y dormía y dormía. A las 5 de la mañana empecé a mandar mensajitos MSN a nuestra banda acapulqueña, irapuatense, defeña. Al medio día pagamos y nos fuimos. No había necesidad de más. Sólo estuvimos 13 horas en el hospital mientras nuestra perrita Lua (una mini toy que ya parece borrego (falta trasquilarla)) “lloraba como desesperada” (los vecinos dixit) porque vaya que toda esa tarde del lunes estuvo muy inquieta, percibiendo a la perfección todo lo que estaba sucediendo. Cuando salimos del hospital conocimos al actor Jesús Ochoa que venía llegando con su mujer e hijo (un tipo enorme, regordete, canoso, rojizo, serio, extrañamente lejano a sus célebres personajes), Llegamos por eso de las 2 de la tarde a la casa. Saqué a Lua a dar la vuelta. Ya me habían respondido algunos mensajitos. Por esos días comenzó ésta extraña racha de lluvias vespertinas diarias que mayo le está regalando a la ciudad.
Hace 12 años.
2 comentarios:
paz, como te lo he dicho muchas buenaventuranza para los dias qe vienen... ya han pasado un proceso de los demas qu vienen y lo hicieron por lo que segun leo con un diezzzzz... siempre tan buenos estudiantes verdad?... ya con leerte ya hasta me dieron una tremendas ganas de tener el ntro.. pero bueno cada quien tiene su proceso distinto, solo eso, ajala y mandes fotos pronto de la nva familia porqe yo me muero de ganas de conocer a mi nva sobrinita, asi qe aunuqe este lejos no seas malito y no me quites ese privilegio ok?
Los amo y les mando u abrazototototoeeee a los tres.
Magaly.
Híjole, es verdad que dan unas ganas enormes de sentir lo que sintieron el primer día que vio este mundo Sara Sofía.
¡¡Qué emoción tan estupenda!!
Cómo los felicito a los tres, felices días, papás y sobrina mía, me muero por conocerte y por REconocer a estos nuevos amigos.
Besos
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