Desgraciadamente, en estos tiempos Claudia parece una heroína (lo es, pero por otros aspectos) por haber tenido a Sara sin anestesia, sin cesárea, en tan poco tiempo y sin ningún desgarre, pero no, no lo es, tan solo es una mujer que comprende bien lo que le sucede, que lo analiza y toma decisiones que emprende con mucha confianza. Ojalá cada mujer que va a ser madre pudiera estar conciente de que el cuerpo humano no dista de la perfección de los animales o las plantas. Aquello llamado naturaleza y adaptación hace que todo se amolde y se prepare, como por ejemplo, el cráneo de los R.N. está conformado por una combinación de hueso con cartílago que le permite irse amoldando a la pelvis que a su vez también está estructurado de la misma forma, o sea que es una perfecta cerradura que madre y bebé forman al momento del parto, un perfecto (y único en cada caso) embonamiento.
Por ahí escuché que hace 40 años, cuando se introdujeron las cesáreas, 1 de cada 10 partos terminaba en cesárea, hoy la estadística es de 1 de cada 4. ¡Como si fuera cualquier cosa!. Es una cirugía muy riesgosa que, no por común, tiene garantías confiables, luego la recuperación es más compleja además de que puede perjudicar a la lactancia, por lo que me parece que al gremio médico, como en su momento a la Iglesia, le conviene promover que los partos son dolorosos e imposibles para que se ofrezcan cesáreas sin ton ni son, ya que a final de cuentas es más cómodo para los doctores acordar citas para realizar cesáreas (eso le permitirá no desatender sus asuntos porque le tomará apenas una hora a diferencia de un parto normal que puede durar muchas horas y puede llegar en cualquier momento) como para las mujeres que no se sienten capaces de parir naturalmente, que le tienen miedo a un dolor que no conocen, que no les da para reflexionar de qué se trata esto, que se tragan enterita la publicidad de éste tipo, en fin, en ello veo el mismo proceso que tuvo la Iglesia hace tantos siglos cuando se promovió el (producto del) bautizo que fue un exitazo porque se metió éste mito de que si no se hacía llegaría el diablo y se llevaría a los niños no bautizados que por ello están desprotegidos celestialmente.
A estas alturas se sigue confiando ciegamente en mercadotecnias así, no quiero imaginarme el número promedio de cesáreas que habrá en 100 años ni los bautizos que ha habido en 500. Por qué la gente no se cuestionará que, antes de la cesárea ¿qué existía?, antes del cristianismo, ¿dónde demonios se encontraba al diablo?. La diferencia es que el cristianismo también es una cuestión de interpretación, de símbolos, de (algún modo) individualidad, mientras que las cesáreas intervienen directamente en el cuerpo de las mujeres y, por qué no, en la relación de pareja. Claro que hay cesáreas que son necesarias, definitivo. Seguramente la cesárea se introdujo con fines humanistas, sólo que no faltan los doctores sin vocación y en extremo prácticos que optan por ella para que nadie sufra (sólo el binomio madre-hijo (y hasta el de la pareja)).
Pero cómo hacerle para que en estos tiempos se pueda tener libertad en lo individual, para que cada quien sea responsable (para pensar y ejecutar) de sus decisiones, para cuestionar al entorno, a los padres, a la cultura, a las instituciones. Una opción es la Literatura, claro. En ella el contacto (odio esta palabra) que se da con el yo es rotundo. Tanto la escritura como la lectura son ese yo revisitado (propiciado por el otro (es una cadenita)) que incide en la forma de mirar, de sentir, de pensar.
Pero esa es una fórmula, entre tantas otras. Acaso una de las de mejor estructura.
Cuidado con las cesáreas, pues. Tiene que ser siempre la última opción, la última salida posible, no olvidar que es una cirugía de alto riesgo, que no cualquiera la puede hacer de anestesiólogo, que es más costoso, que es una falsa salida sencilla, que puede afectar la producción de leche, que a veces quedan cicatrices, que hay que tener muchos cuidados en la recuperación, que puede durar mucho más tiempo recuperarse y afectar cuestiones de pareja, de individualidad (a Claudia, por ejemplo, jamás le diagnosticaron reposo, al siguiente día ya estaba caminando, moviéndose como sólo ella sabe moverse por toda la casa, ya prácticamente recuperó su peso (sólo tiene un kilo de más) gracias, entre otras cosas, a una lactancia feliz y constante; en vez de estarse preocupando por cuidar su recuperación, está dejando que solito se dé todo, en una semana más ya estará lista para regresar a las actividades cotidianas), en fin, aguas con eso, siempre serán bienvenidas las segundas opiniones.
Viva lo natural.
Hace 12 años.
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