Hace poco viajamos a la tierra de Claudia: el puerto de Acapulco de Juárez, ciudad pegadita al mar que oscila entre el ambiente local y la atracción internacional. Hay muchos turistas, mucho tráfico, pero también muchos rincones diferentes, lejanos al bullicio, igualmente espectaculares. Disfruté tanto caminar abrazado a Claudia por la costera Miguel Alemán (la calle principal del puerto, donde están los hoteles, los bares, las discos, la aduana, aquello por lo que es famoso el puerto) a media noche, mientras mis suegros cuidaban a Sofía, y tomar un café con pastel, un jugo de naranja y limón con espinaca, una cerveza en algún lounge.
En lo personal fue una viaje signado por la ausencia: no hubo escritura, lectura, prisas, blogs, internet, computadoras, austeridad, deudas, y creo que por todo ello el viaje cumplió su signo, la función del viaje: el descentramiento.
Nos regalaron una cámara digital, así que ya pronto publicaremos aquí más fotos de Sofía, incluso de nosotros, ya falta poquito.
-AlbEs-
Hace 12 años.
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