Llevo 3 meses viviendo aquí y creo que me he logrado adaptar. Es cierto que no soy buena ubicándome pero ahí voy. Para mí esta es una experiencia de esas que valen la pena, aunque mi madre diga que si me deprimo de vez en cuando y me baja la presión es porque esto no estaba en mis planes. Siempre es bueno recordar que el ser humano se ha logrado adaptar a sus circunstancias, y creo que mi hijo ha sido una gran gran circunstancia. Eso y vivir con mi novio, esposo, marido, o lo que le quieran poner. Yo sigo emocionándome por nuestro proceso.
Siempre pensé que tendría que ahorrar para mi viaje al Tibet en donde los lamas me ayudarían a trascender-a-mi-ser-carnal. Cualquier romance real había sido una posibilidad más que enterrada. La mayor parte de mi adolescencia, y hasta hace poco, me la pasé enamorada de “imposibles”, gente que no tenía mucho que ver con mi vida, pero ahí estaban como motivantes para seguir en la rutina diaria.
Tal vez lo nuestro empezó para mí de igual forma: idealizando, soñando, pero cuando percibí que las posibilidades eran más reales (aunque fueran pocas), de que se concretaba una relación, pues todo cambió. Sí, hubo bastantes caminos qué recorrer, momentos de todo tipo, golpes, caídas y levantadas, y muchas canciones, claro. Me sigue encantando despertar con él, como hace algún tiempo, sólo que lo que siento es bastante diferente, ya no existe la triste incertidumbre que alguna vez sentí, hoy más que certeza es felicidad y una especie de confianza de estar haciendo bien las cosas para los tres.
Debo confesar que jamás había sido tan cursi como hasta hoy, pero dicen que el embarazo influye un poco en eso, la verdad es que en mi caso, me he puesto más susceptible a partir del quinto mes. Ha sido, en general, bastante tranquilo mi embarazo. de los primeros meses recuerdo las náuseas matutinas, el sueño constante, y mis adoradas chamoyadas agridulces. El segundo trimestre fue muy tranquilo, y en el tercero (el actual) pues he tenido episodios de presión baja al borde del desmayo y menos capacidad gástrica, o sea que ya no puedo comer mucho porque mi estómago ya no aguanta. El bebé está bien, se mueve mucho, patea, empuja, le da hipo, y me hace sentir cuando no está cómodo. Ya quiero verlo corriendo por ahí, jugando enajenadamente o diciendo mal su primer palabra, enseñándole que perro es perro y no gua-guá.
Adrián es un nombre definitivo, no sé si acompañado de Santiago, Diego, Darío, y mucho menos si es mujer, me sorprendería bastante que fuera niña, siempre hemos intuido que es niño, además de que por ahí dicen que los niños patean más que las niñas, pero en fin, hemos pensado en nombres como Sara, Renata, Fabiana, María José (así, sin Marijó ni Mari ni ninguna abreviación de esas).
–Clau–
Hace 12 años.
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